El día de ayer comenzaron a llegar a Perú numerosos jefes de Estado para participar del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, que tendrá lugar en Lima. De este modo, los mandatarios de Estados Unidos, China, Japón, Canadá, Corea del Sur, Indonesia, y demás países próximos al océano pacífico se encuentran en Sudamérica para estrechar sus vínculos comerciales.
En tanto, el presidente chino Xi Jingping, aprovechó la ocasión para participar de la inauguración del megapuerto de Chancay, obra de infraestructura destinada a mejorar la conectividad marítima entre China y Perú, cuyo financiamiento fue provisto por Beijing. El proyecto, que desde un inicio fue motivo de preocupación para Washington, forma parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y es un paso importante en la expansión comercial y política del gigante asiático en América Latina.
Paralelamente, el mismo día que Xi Jinping y la presidente de Perú inauguraron el Puerto, tuvo lugar un novedoso encuentro del otro lado del continente. En Florida, Donald Trump recibió a Javier Milei, quien se convirtió en el primer mandatario extranjero en dialogar pública y personalmente con el líder republicano luego de su victoria electoral.
China profundiza su expansión comercial en América Latina, a través de la inauguración de una gran obra de infraestructura que permitirá generar ingresos anuales por más de USD 4.000 millones, y aumentará la conectividad marítima entre Perú y el gigante asiático. Mientras tanto, Donald Trump llegará a la Casa Blanca cargado de una impronta anti-China. En esta línea, el republicano designó como Secretario de Estado a Marco Rubio, hijo de migrantes cubanos con un particular concernimiento por el accionar de China al sur del Río Grande. Del mismo modo, el vínculo personal y la afinidad ideológica entre el presidente electo y el mandatario argentino, Javier Milei, es otro importante factor a considerar.
Todos estos elementos llevan a pensar la relevancia que tendrá América Latina en el marco de la competencia global entre China y Estados Unidos, así como los diferentes mecanismos a través de los cuales las potencias pueden incidir en los asuntos regionales para asegurar sus intereses.
China busca lograr influencia política a través de la expansión comercial, y la inauguración del Puerto de Chancay es un gran paso en dicho proceso. Donald Trump, asumirá el mando dispuesto a repeler el avance chino en todos los frentes, su relación con Milei y la particular elección de su Secretario de Estado, son indicios del lugar que podría llegar a tener América Latina en la política exterior de Washington.
De Lima a Río de Janeiro
Una vez finalizada la edición 2024 del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico, es el turno de la cumbre del G-20, que este año será realizada en Brasil, por lo que la mayoría de los líderes que están ahora en Lima viajarán luego a Río para discutir diferentes cuestiones económicas y comerciales.
El G-20 está integrado por Alemania, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Arabia Saudita, más la Unión Europea y la Unión Africana. De este modo, constituye un escenario de discusión central, reuniendo a delegaciones de los países más importantes del mundo, cuyos líderes asisten personalmente a las cumbres anuales.
En virtud de estos acontecimientos, durante el mes de noviembre América Latina se convirtió en un centro de discusión multilateral de la política internacional. Este elemento, sumado a los episodios protagonizados el día de ayer por Trump y Xi Jinping, permiten vislumbrar el rol que podría llegar a tener la región en los próximos años, en tanto escenario de disputa entre potencias.