El acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur vuelve a atravesar momentos de incertidumbre luego de que Francia e Italia manifestaran públicamente que no están en condiciones de respaldarlo en el corto plazo. Ante este nuevo obstáculo para la concreción del pacto, la reacción de Brasil fue inmediata: el presidente Lula da Silva advirtió que si el tratado no se firma antes de fin de mes, su país dejará de apoyarlo mientras él permanezca en el cargo.

Las declaraciones del mandatario latinoamericano tuvieron lugar en un momento particularmente sensible, ya que se esperaba que la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, viajara a Brasil a finales de esta semana para concretar la firma de un acuerdo alcanzado en principio hace un año, tras más de dos décadas de negociaciones entre la UE y el bloque sudamericano formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

“Si no lo hacemos ahora, Brasil no volverá a firmar este acuerdo mientras yo sea presidente”, afirmó Lula durante una reunión de gabinete. Del mismo modo, sostuvo que su país ya realizó todas las concesiones posibles en el marco de la negociación y advirtió que si el rechazo europeo persiste, Brasil adoptará una postura más dura en adelante.

El freno impulsado por Francia, principal opositor a la firma del acuerdo, rápidamente encontró apoyo en Italia. La primera ministra Giorgia Meloni pidió aplazar la aprobación del tratado y sostuvo que sería prematuro firmarlo sin introducir mayores salvaguardas para el sector agrícola europeo. En la misma línea, Polonia y Hungría también expresaron objeciones, dificultando el consenso interno en la Unión Europea. Meses atrás, el canciller alemán Friedrich Merz advirtió que, si no se firma el acuerdo, el bloque se arriesga a poner en juego su credibilidad internacional.

Desde Roma, Meloni señaló ante el Parlamento que el acuerdo debe ser beneficioso para todos los sectores, subrayando la necesidad de contemplar las preocupaciones de los agricultores italianos, que al igual que los franceses, ven con malos ojos el tratado con el Mercosur. Según explicó la mandataria, el acuerdo requiere garantías de reciprocidad en materia agrícola previo a avanzar con la ratificación.

Por su parte, Francia exige condiciones más estrictas para las importaciones provenientes del Mercosur, incluyendo las denominadas “cláusulas espejo”, que obligarían a los productos sudamericanos a cumplir las mismas normas sanitarias y ambientales vigentes dentro de la Unión Europea. En este sentido, París reclama mayores controles sobre el uso de pesticidas, cloro y otros tratamientos químicos en alimentos como carne, frutas y verduras.

“Nadie comprendería que productos tratados con sustancias prohibidas en Francia ingresen a nuestro territorio”, sostuvo la portavoz del gobierno francés, mientras que los defensores del acuerdo en Europa afirman que el pacto no implicaría ningún tipo de flexibilización de los estándares europeos en materia de seguridad alimentaria.