Los hechos recientes
El 22 de abril de 2025, un atentado en la región de Pahalgam, en la Cachemira india, dejó 28 muertos, la mayoría turistas indios. El ataque fue reivindicado por el Frente de Resistencia, grupo vinculado a Lashkar-e-Taiba, organización considerada terrorista por India y apoyada históricamente por Pakistán.

En represalia, el gobierno de Narendra Modi lanzó el 6 de mayo la Operación Sindoor, una ofensiva aérea y misilística sobre objetivos en territorio pakistaní, presuntamente asociados a bases de entrenamiento y logística de estos grupos. Pakistán denunció la muerte de civiles, incluidos niños, y respondió con el despliegue defensivo de sus fuerzas armadas.
Cachemira: su importancia geo-estrategica
La región de Cachemira comprende un territorio montañoso ubicado entre India, Pakistán y China que ha sido disputado por estos países desde la partición del Imperio Británico. Aunque su población fue históricamente de mayoría musulmana, el conflicto no es enteramente religioso.
Desde el punto de vista geográfico, Cachemira representa una intersección clave entre el sur de Asia y Asia Central. Con fines comerciales, desde allí se pueden controlar los accesos occidentales del Himalaya, que conectan con China. Siendo un claro ejemplo el corredor económico sino-pakistaní (CPEC) en el marco de la iniciativa china de la Ruta y la Seda. Asimismo, sus elevaciones son de importancia militar fundamental para prevenir conflictos o defender posiciones tácticas.

En materia de recursos hídricos, la porción de Cachemira que administra India desde 1948 (final de la primera guerra Indo-pakistaní) es lugar de nacimiento del río Indo y afluentes que son vitales para la vida millones de personas en ambos países. La sola probabilidad de que una escalada político-militar conlleve el cierre de represas deja en clara desventaja a la estabilidad socio-económica de Pakistán. De hecho, el propio presidente de India, Narendra Modi insinuó la posibilidad de este escenario al haber anunciado recientemente la suspensión del Tratado del Indo que regula su aprovechamiento con fines humanitarios.
En el caso de su potencial minero, la región ha demostrado ser depósito de bórax y zafiros. Considerados elementos esenciales para la industria tecnología y farmacéutica, dos rubros en los cuales India se destaca internacionalmente.
A nivel simbólico, Cachemira es una pieza central en la construcción de las identidades nacionales de India y Pakistán. Para Nueva Delhi, es un baluarte contra el separatismo y una reafirmación de su unidad territorial. Para Islamabad, es una deuda pendiente con la población musulmana cachemir a la cual se le negó su libre determinación al no celebrarse su plebiscito prometido desde 1947.
El equilibrio de fuerzas
Según la clasificación de fuerza militar de 2025 de Global Firepower, India es la cuarta potencia militar más fuerte del mundo, y Pakistán la duodécima. En términos de gasto militar, India ocupa la quinta posición global, habiendo invertido en 2024 unos USD 86.000 millones. Dicha cifra equivale al 2,3% de su PBI, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI). En comparación, Pakistán gastó tan solo USD 10.200 millones, comprometiendo el 2,7% de su PBI.
India cuenta con 36 cazas Rafale —8 biplaza y 28 monoplaza—, equipados con misiles MICA (tipo aire-aire de corto y medio alcance), y misiles de crucero SCALP de largo alcance para objetivos aéreos y terrestres.

En términos de importación de armas, India fue el segundo mayor importador global entre 2020 y 2024, después de Ucrania, con una cuota del 8,3 por ciento de las importaciones mundiales. Su mayor proveedor sigue siendo Rusia, aunque ha ido desplazando su abastecimiento de armas hacia Francia, Israel y Estados Unidos, según informes del SIPRI.
Al otro lado de la frontera, las importaciones de armas y armamento de Pakistán aumentaron un 61% entre 2015-19 y 2020-24, ya que comenzó a recibir suministros, incluidos aviones de combate y buques de guerra de origen principalmente chinos. A escala mundial, Pakistán es el quinto mayor importador de armas, con un 4,6% de importaciones en 2020-24.

El riesgo de escalada nuclear
La gran diferencia respecto de las crisis del pasado es la introducción del factor nuclear al conflicto. De acuerdo con el ultimo relevamiento del Instituto para la Paz de Estocolmo (SIPRI), ambos países cuentan con un similar número de ojivas disponibles. Mientras India posee unas 180 cabezas nucleares, Pakistán dispone de alrededor de unas 170.
Pero lo que realmente preocupa no es únicamente la cantidad de arsenales nucleares, sino la vigencia de doctrinas distintas en cuanto a su empleo. Mientras India ha adoptado la política de No Primer Uso (NFU), con promesa de represalias masivas en caso de ataque nuclear, Pakistán no descarta el uso de armas nucleares tácticas si su integridad territorial o supervivencia nacional se vieran amenazadas. Una doctrina conocida como “escalar para desescalar” cuya intención es compensar su evidente inferioridad numérica y tecnológica frente a las fuerzas de la India.
El debilitamiento de los foros multilaterales
En el pasado reciente, los principales actores del sistema internacional, principalmente EE.UU. y la URSS concedían gran poder de influencia a los oficios de las Naciones Unidas para gestionar crisis internacionales. De hecho, la intermediación de esta organización permitió alcanzar el cese al fuego en numerosas ocasiones. No resolvieron el conflicto, es cierto, pero permitieron reanudar las relaciones entre ambos países y evitar un mayor número de pérdidas humanas y materiales.
Si bien la ONU no ha desaparecido como tal, su actual capacidad para influir en su tarea de promover la paz y seguridad internacionales se ve considerablemente mermada. De hecho, la ONU ni siquiera logró reactivar la propuesta de plebiscito en Jammu y Cachemira.
Asimismo, el interés prioritario de los EE.UU. de contener a China en el Indo-Pacifico limita aún más las posibilidades de la organización de recibir apoyos diplomáticos de relevancia. Por su parte, Rusia esta centrada en Ucrania y mantiene, hasta el momento, una imagen internacional de “paria” .
En cuanto a China, a pesar de ser un socio económico y militar de relevancia para Pakistán, no desea una guerra en sus fronteras. Especialmente considerando el acercamiento que este país ha logrado en las últimas décadas con India, tanto desde el punto de vista comercial como desde las iniciativas políticas y financieras emprendidas en el marco de los BRICS+. Restaría observar si China logra promover propuestas de acercamiento y alto al fuego desde el seno de la Organización de Seguridad de Shangai (OSC).