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Cómo se gestiona el turismo antártico: IAATO, el modelo chileno y la Argentina

100.000 turistas visitan la Antártida por temporada, en una dinámica exponencial que demanda que la Argentina comience a plantearse el turismo antártico.

Publicado el 4 de febrero de 2025 por Nicolas Promanzio
Cómo se gestiona el turismo antártico: IAATO, el modelo chileno y la Argentina

Con un aumento exponencial en los últimos años, el turismo antártico se instala como un tema trascendental en la agenda de los países que operan en el continente menos explorado del mundo.

La creciente mejora en los estandares de bienestar gracias a la tecnología han facilitado que cada vez más personas se vean dispuestas a realizar viajes en embarcaciones o aeronaves rumbo a la Antártida, generando con ello un flujo de personas y dinero que muchos países están aprovechando.

Ahora bien, ¿cuál es el modelo de turismo antártico que están implementando en Chile? ¿Está Argentina preparada para dar el paso y mirar en el mediano y largo plazo de su política antártica? Análisis a continuación.

Marco legal: qué es el Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente

El Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente, también conocido como Protocolo de Madrid, es un instrumento jurídico internacional que entró en vigor en 1998 y tiene como objetivo principal la protección global del medioambiente antártico y los ecosistemas dependientes y asociados. Este protocolo surgió como resultado de un proceso de negociación culminado en 1991 en el que la cuestión ambiental y el uso de los recursos antárticos ocupó el centro del debate dentro del Sistema del Tratado Antártico.

El Protocolo de Madrid establece un marco integral para la protección del medio ambiente antártico, incluyendo la regulación de actividades humanas en la región. Entre sus disposiciones más importantes se encuentra la obligación de realizar Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA) para todas las actividades planificadas en la Antártida, incluyendo el turismo. Estas evaluaciones tienen como objetivo considerar el impacto ambiental de las actividades antes de su inicio, de acuerdo con procedimientos nacionales apropiados. Este protocolo, por ejemplo, prohíbe expresamente cualquier actividad relacionada con la explotación de recursos minerales, excepto con fines científicos.

Aunque el Protocolo no se enfoca exclusivamente en el turismo, sus disposiciones tienen un impacto significativo en la regulación de esta actividad, que SI está habilitada. El principio precautorio, que se manifiesta en las EIA, juega un papel crucial en la gestión del turismo antártico, el cual busca prevenir o minimizar los posibles impactos negativos de las actividades turísticas en el frágil ecosistema antártico.

Es importante destacar que el Protocolo no proporciona una normativa específica y legalmente vinculante para la actividad turística en la Antártida. Esta situación ha llevado a que gran parte de la regulación del turismo antártico se base en la autorregulación desarrollada por la Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos (IAATO), una organización no gubernamental.

El Protocolo también aborda la cuestión de la responsabilidad en caso de emergencias ambientales, lo cual es particularmente relevante para las operaciones turísticas. El Anexo VI del Protocolo, que trata sobre la responsabilidad emanada de emergencias ambientales, establece un marco para asegurar que los operadores, incluidos los turísticos, sean responsables de prevenir y responder a los incidentes que puedan afectar al medio ambiente antártico.

Este artículo no debatirá el asunto de la revisión o vigencia del Protocolo hasta 2048 porque no hace a los fines del tema.

Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos (IAATO)

La Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos (IAATO) es una alianza global sin fines de lucro del sector privado, originada en 1991 para promover el turismo seguro en la Antártida. La principal característica de IAATO es que promueve y supervicia que los operadores de servicios turísticos asociados respetan los lineamientos del Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente.

Aproximadamente el 70% del turismo antártico pasa por proveedores de IAATO. Este porcentaje se obtiene considerando que de un total de 100,000 turistas que visitan la Antártida, 70,000 lo hacen a través de operadores miembros de la Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos según cifras de la organización.

Esta organización comprende más de 100 miembros, incluyendo operadores turísticos, agencias de viajes y afiliados. Utiliza las siguientes categorías: Operadores (organizadores directos de expediciones); Operadores Provisionales (en proceso de cumplir requisitos); y Asociados (comercializadores/reservadores). Los operadores pagan una membresía para financiar la organización.

Además, los operadores se categorizan por sus servicios: Proveedores de servicios (agencias logísticas o consultoras especializadas); Operadores de expedición (empresas que organizan viajes a la Antártida); y Operadores de buques de pasajeros (compañías con cruceros que no realizan desembarcos).

Operadores miembro de IAATO

La IAATO funciona de la siguiente manera: realizan reuniones anuales, donde las políticas y directrices sobre protocolos de seguridad, regulaciones ambientales y cambios en las membresías se aprueban por mayoría de dos tercios entre los miembros. Además, posee un Comité Ejecutivo (CE) elegido por los miembros que supervisa las decisiones estratégicas y las operaciones diarias. Por último, posee 12 comités y 9 grupos de trabajo que desarrollan recomendaciones sobre mejores prácticas operativas y ambientales.

En cuanto al controlo y supervisión, la IAATO opera bajo el Sistema del Tratado Antártico, adhiriéndose al Protocolo Ambiental y al Código Polar de la OMI. Los miembros de la IAATO deben cumplir con el Manual de Operaciones de Campo de la IAATO, que se atiene a los estándares legales internacionales. Para supervisar esto trabajan en las Reuniones Consultivas del Tratado Antártico (RCTA) como experto invitado.

Entre las medidas implementadas por la IAATO a sus miembros a través del Manual de Operaciones de Campo se encuentran, por ejemplo, el desarrollo de protocolos de bioseguridad y evacuaciones de emergencia, zonas de velocidad georreferenciadas en áreas de ballenas para reducir coliciones y límites en los visitantes respecto al espacio de recepción. La transición de operador provisional a operador completo requiere tres años de supervisión de observadores de la IAATO.

Pueden encontrar todos los miembros de IAATO en el siguiente link: https://iaato.org/who-we-are/member-directory/

Turismo en masa: el modelo de Chile

Ayornandose a todos los estándares legales previamente mencionados, en Chile es el Instituto Antártico Chileno (INACH) el organismo estatal responsable de coordinar y ejecutar la política antártica. Fue creado en 1964 y actúa bajo la dependencia del Ministerio de Relaciones Exteriores con una estructura centralizada para la investigación, planificación logística y diplomacia antártica, ya que representa a Chile en las reuniones del Sistema del Tratado Antártico y promueve programas conjuntos con otros países.

Chile posee su propia Política Nacional de Turismo Antártico de Chile, que establece como uno de sus objetivos «Promover y requerir la participación de los Operadores Turísticos Antárticos Nacionales en la Asociación Internacional de Operadores Turísticos Antárticos (IAATO)». Esto indica que se fomenta la membresía en IAATO, pero no se establece como un requisito legal obligatorio.

Pág. 5 de la Pólítica Nacional de Turísmo Antártico de Chile

Como queda en evidencia entre los lineamientos básicos de la Pólitica Nacional de Turismo Antártico de Chile, se fomenta y requiere la participación de los operadores turísticos en la IAATO y se incentiva el desarrolo del turismo antártico.

Según la subsecretaria de Turismo de Chile, Verónica Pardo, se estima que en la temporada 2023-2024, de los 122 mil visitantes que llegaron a la Antártida, “un 40% lo hizo desde Chile, destacando puertos clave como Punta Arenas y Puerto Williams, que son puntos de partida estratégicos para los cruceros con destino a la Antártica”. Esto da un aproximado de 40.000 a 50.000 turistas.

Con un gasto promedio de entre USD $5.000 y $20.000 por turista, dependiendo el servicio que contratan, los números podrían ir de los USD $300.000.000 en ingresos brutos al sector (sin contar gastos) con una aproximación mínima. Esto por cada temporada de verano.

Para generar ingresos que permitan sostener y mejorar sus servicios antárticos, el Estado chileno recauda dinero del sector de distintas maneras. Por ejemplo, la Armada de Chile y la Fuerza Aérea de Chile (FACH) proporcionan servicios logísticos y de transporte para actividades antárticas, incluyendo el traslado de carga y pasajeros. Estos servicios tienen un costo asociado, que es cobrado a los usuarios, incluyendo tanto a las instituciones científicas y operadores turísticos.

Situación de Argentina

Tanto Chile como Argentina son son miembros consultivos del Sistema del Tratado Antártico (STA) y defienden de manera oficial la regulación regional como eje de gobernanza de la Antártida. Ambos países comparten principios como la prohibición de actividades mineras y la priorización ambiental.

En cuanto a la provisión del servicio, Argentina a través de Ushuaia tiene una ventaja relativa geográfica frente al puerto de Punta Arenas, estando unos 400 kilometros -o 30%- más cerca de la Antártida. Para maximizar esta ventaja, Argentina debería optimizar su infraestructura logística para poder operativamente proveer servicios de mejor calidad a un mejor precio. Si no es negocio parar en Ushuaia, nadie va a parar en Ushuaia.

En cuanto a la autoregulación y servicios puntuales, el panorama es muy amplio e incluye alcanzar un mecanismo similar o cooperativo de autoregulación con IAATO, como así también promover el desarrollo y ampliación público-privada de las bases antárticas para mejorar el bienestar de los que la habiten y plantearse también expediciones educativas con expertos que potencien la red cientifica. Generar un ingreso a través del turismo antártico podría ser de gran ayuda para las inversiones necesarias en las bases antarticas argentinas.

Argentina y Chile podrían también crear una suerte de corredor turístico antártico conjunto, coordinando y complementando las rutas para distribuir visitantes y el sistema de respuesta rápida ante emergencias.

Estas son solo ideas. El fin del artículo es abrir el debate y empezar a pensar cómo adaptarse a las dinámicas del siglo XXI en la Antártida.

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