Luego de intensos enfrentamientos con el ejército de la República Democrática del Congo y milicias pro-gubernamentales, el grupo rebelde M-23, respaldado por Ruanda, logró consolidar su control en una de las ciudades más grandes del país, con su aeropuerto incluído, según informó Naciones Unidas. La ofensiva más importante en años, en el marco de un conflicto que lleva décadas, provocó una espiral de caos y violencia, cadáveres en las calles, hospitales desbordados, cientos de desplazados, y un muerto entre las fuerzas de paz de la ONU.
En un intento por expandir su área de control luego de haber capturado el centro de Goma, las fuerzas rebeldes iniciaron una marcha hacia el sur del Congo, camino a Bukavu, capital de la provincia de Kibu del sur. Si bien se trata de un conflicto que se ha extendido a lo largo de más de 20 años, numerosos medios señalan que cualquier avance exitoso en dirección al sur, les permitiría a los rebeldes capturar cantidades de territorio que ninguna otra ofensiva fue capaz de obtener en el pasado, y aumentaría el riesgo de escalar la crisis, provocando que más países se involucren.
En esta línea, todavía hay presencia de militares ruandeses en Goma para apoyar a los rebeldes del M-23, según fuentes del Congo y la ONU. Asimismo, Burundi, país que limita con ambos Estados, envió refuerzos al Congo para fortalecer las defensas de Kibu del sur. De este modo, el avance rebelde podría derivar en un choque entre el M-23 y fuerzas congoleñas y burundinas.
Adicionalmente, el avance prolongaría la ocupación rebelde de Goma, donde el M-23 promete crear una nueva administración bajo su mando. Por su parte, el ejército congoleño no aparenta estar en condiciones de revertir esta situación en el corto plazo, desorganizados y mal equipados, muchos soldados se rindieron tras perder Goma. Mientras tanto, los mercenarios extranjeros contratados por el Congo empezaron a marcharse, dejando sus armas en la frontera con Ruanda.