Bajo el programa “Sistema Nacional de vehículos Aéreos No Tripulados” (MIUS), Turquía ha desarrollado una amplia variedad de aeronaves no tripuladas tecnológicamente avanzadas. Con la producción autóctona de hasta el 90% de sus componentes, softwares y armamento, sus innovaciones no solo cuentan con reconocimiento internacional, sino que además garantizan la autonomía estratégica de Ankara en política exterior. Estos son algunos de sus modelos más destacados:
Bayraktar TB2 (Baykar)
De los modelos más emblemáticos que ofrece actualmente la industria aeroespacial turca. Gracias a su efectividad probada en combate y su precio relativamente más barato, Turquía lo ha estado posicionando como un activo clave de exportación militar. Diseñado y equipado con misiles para combate aire-tierra, el TB2 es un drone clase MALE de 6 metros de largo y 12 metros de envergadura. Es de los más versátiles y silenciosos en el mercado con autonomía en vuelo de 27 horas. Su efectividad ha sido comprobada especialmente por Ucrania en su guerra contra Rusia.
Desde el punto de vista internacional, es de los drones turcos más solicitados, jugando un papel creciente en las guerras de Ucrania, Azerbaiyán, Siria y Libia, sumando incluso a Polonia, Marruecos, Nigeria, Qatar y Croacia como nuevos compradores.

Bayraktar TB3 (Baykar)
Basado en el modelo anterior, el TB-3 se presenta como una versión naval, tecnológicamente más avanzada y de mayor tamaño respecto a su predecesor. Cuenta con una longitud de 8 metros de largo y envergadura de 14 metros con alas plegables.
Diseñado específicamente para suplir la actual la falta de aviación embarcada de la armada turca, el TB-3 puede operar en cubiertas de vuelto estrechas, al tiempo que ofrece mayor capacidad de carga al despegue, autonomía y rango de vigilancia o ataque. Según proyecta Turquía, este modelo será parte activa de la fuerza aeronaval que se encontrará a bordo del LHD TCG Anadolu y el futuro portaaviones clase MULGEN.
Si bien todavía no ha logrado alcanzar a su predecesor en ventas internacionales, se estima que resultará naturalmente atractivo para aquellos países que ya son usuarios del TB-2 y deseen adquirir un modelo con prestaciones tecnológicas mejoradas.

Anka III (TAI)
Descrito como un avión no tripulado “furtivo de ataque profundo”, la aeronave de configuración ala delta está destinada a convertirse en la principal plataforma de reconocimiento y ataque en manos de Turquía. Se espera que junto al Bayraktar Kizilelma, sea un “compañero de vuelo perfecto” para los cazas piloteados.
Actualmente es capaz de alcanzar una alta velocidad subsónica de Mach 0,7. Puede alcanzar los 40.000 pies de altura y soportar un peso máximo de despegue de 6.500 kg. Asimismo, puede transportar 1.200 kg de carga útil para ataques aire-tierra con una autonomía de hasta 10 horas. Su vuelo inaugural fue el 28 de diciembre de 2023 y para finales del año pasado se anunció la futura versión bimotor que le permitirá alcanzar velocidades supersónicas.

Bayraktar Akinci (Baykar)
Aeronave autónoma de gran altitud y larga resistencia (HALE), cuenta con 12,3 metros de longitud, 4 metros de altura y una envergadura de 20 metros. Su peso máximo al despegue es de 5,5 toneladas. Está equipado con dos motores turbohélice que amplían su rango operativo y le ofrecen mayor eficiencia en entornos donde la seguridad de un solo motor no es suficiente.
La fase de diseño preliminar se completó en junio de 2019 y en diciembre de ese mismo año levantó por primera vez en vuelo. Las primeras unidades se integraron a la fuerza aérea de Turquía en 2021 y actualmente se encuentra también en servicio en Pakistán, Líbano, Etiopía, Azerbaiyán y Marruecos.

Bayraktar Kızılelma (Baykar)
Pensado para ser el primer UAV furtivo de combate aéreo, representa actualmente una de las mayores promesas de la industria aeroespacial turca. Su diseño implica la introducción de un caza-bombardero autónomo capaz de operar desde la cubierta de portaaviones y LHD, desempeñando tareas de ataque, apoyo aéreo cercano, supresión de defensas aéreas enemigas y combate aire-aire.
Los primeros prototipos son una versión monomotor y subsónica de 14 metros de longitud y 10 metros de envergadura, con estabilizadores horizontales en configuración tipo canard. El motor encargado de impulsarle es el AI-25TLT turbofán de la ucraniana Ivchenko Progress. Entre sus principales características destacan su diseño furtivo, la capacidad de operar incluso sin conexión satelital, el empleo de un radar AESA y la presencia de bahías internas para incrementar su armamento. Se espera que las versiones posteriores sean supersónicos e incluso quizás bimotores al incorporar motores AI-322F de la misma empresa.

Si bien inicialmente se había anunciado que su vuelo inaugural seria en 2023, el Kizilelma pudo probarse con éxito en el aire mucho antes de lo previsto, en 2022. Hace tan solo unos días logro complementar nuevas pruebas de vuelo que lo acercan cada vez más a su puesta en servicio oficial
¿Representan una alternativa para Argentina?
En un contexto donde Argentina intenta recuperar capacidades aéreas, Turquía se presenta como un socio potencial cuyo sector de la defensa está en rápida expansión y ansía encontrar nuevos mercados de exportación.
Si bien las restricciones presupuestarias son una limitación constante, Argentina podría beneficiarse de modelos económicos como el Bayraktar TB-2 cuya efectividad ha sido ampliamente comprobada en múltiples escenarios de combates contemporáneos. En términos de costos, por ejemplo, mientras que los Hermes 900 de Israel se ofrecen cada uno a casi USD 9 millones, el valor unitario por cada TB-2 de Turquía oscila entre los 4 y 5 millones de dólares americanos.
No obstante, aunque Argentina podría beneficiarse de las capacidades avanzadas que ofrecen los drones turcos, al menos de momento, Buenos Aires no estaría priorizando desarrollar este tipo de relaciones con Ankara. La tensa relación de Turquía con otros socios de la OTAN, incluido el abandono progresivo del laicismo de Estado en favor del islamismo político y las faltas de posiciones comunes en foros internacionales pueden estar influyendo negativamente al momento de considerar a Turquía como potencial socio estratégico, al menos en el corto plazo.
Perspectiva a futuro
La Industria de defensa turca es una de las más dinámicas del mundo, creciendo a un ritmo constante, tanto en términos de capacidades técnicas como de alcance global. El progreso de Ankara en el desarrollo de aeronaves UAVs con softwares autóctonos refleja su evidente determinación para colocarse a la altura de los gigantes de la industria autónoma como EE.UU., China e Israel.
Si Argentina llegase a considerar necesario diversificar sus asociaciones estratégicas, una cooperación con Turquía es posible. Sin embargo, hasta el momento no hay antecedentes de una cooperación militar profunda entre ambos países. En algunos casos, quizás, porque no se han explorado formalmente las oportunidades potenciales o bien porque se optó por priorizar vínculos prexistentes.
Generar relaciones profundas con Turquía en el ámbito de la seguridad y la defensa demandaría un importante esfuerzo diplomático conjunto, desarrollado de manera sostenida, y que sea capaz de conciliar intereses considerados “impostergables”.