El Departamento de Estado aprobó una posible venta militar (FMS) al gobierno australiano, destinada a garantizar el sostenimiento y la operabilidad de su flota de aviones F/A-18F Super Hornet y EA-18G Growler. La operación tendrá un costo aproximado de USD 2.000 millones e incluye equipos, repuestos y servicios logísticos.
Según informó la Agencia de Cooperación de Seguridad de Defensa (DSCA), la propuesta contempla la adquisición por parte de Australia de 60 transceptores de terminal táctica conjunta (JTT-X), 40 sistemas de guerra electrónica avanzada y 24 unidades de ataque electrónico de próxima generación (NGEAU), entre otros componentes.
Adicionalmente, el paquete incluye software, repuestos, sistemas de contramedidas, equipos de entrenamiento, mejoras en los sistemas de aviónica y motores, soporte técnico y asistencia logística. En línea, la operación implica el envío de personal estadounidense a Australia para tareas de supervisión y apoyo técnico.
Según afirma la DSCA, la venta está alineada a los objetivos estratégicos de Washington en la región del Pacífico occidental, donde Canberra es un aliado clave. “Es vital para el interés nacional de EE.UU. ayudar a nuestro aliado a desarrollar y mantener una capacidad de autodefensa sólida y preparada”, señala el comunicado oficial.