Este fin de semana, Estados Unidos realizó un ataque sorpresa contra ubicaciones del programa nuclear iraní, cumpliendo con la promesa de Trump de bombardear Irán si el régimen no cedía en las negociaciones. La operación Midnight Hammer, como la denominó el Pentágono, involucró más de 125 aeronaves estadounidenses, entre ellas, siete bombarderos estratégicos B-2 Spirit; un submarino de misiles guíados; y el empleo de una bomba antibúnkeres de 13.000 kg.
Los ataques tuvieron como objetivos el complejo subterráneo de Fordow, que albergaba centrifugadoras de enriquecimiento de uranio; la principal instalación de enriquecimiento iraní, ubicada en Natanz; y el mayor centro de investigación nuclear del país, situado en Isfahán. Las dos últimas ubicaciones habían sido previamente bombardeadas por Israel.
Imágenes satelitales muestran los enormes daños causados por los bombardeos, mientras que Trump calificó la operación como un «éxito espectacular« y dijo que los ataques destruyeron «total y completamente» las instalaciones. Sin embargo, otras voces fueron más cautelosas. Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica, afirmó que nadie está en condiciones de evaluar plenamente el daño a las capacidades nucleares de Irán, ya que el único indicador con el que se cuenta son las imágenes satelitales.
Las imágenes que circularon evidencian numerosos puntos de entradas de bombas en las instalaciones de Fordow, donde existe una sala subterránea que alberga centrifugadoras de enriquecimiento de uranio a una profundidad que la vuelve impenetrable para cualquier bomba, excepto las utilizadas por EE.UU el fin de semana. No obstante, la información captada por los satélites no permite determinar el estado de las centrifugadoras.
Los días previos al ataque, se detectó más de una docena de camiones en las rutas de acceso del complejo subterráneo, lo que alimenta las especulaciones sobre un posible traslado de material nuclear para protegerlo de los bombardeos. Jeffrey Lewis, profesor del Instituto Middlebury de Estudios Internacionales, sostiene que si la operación termina en este punto, habrá sido un ataque incompleto. A pesar de los daños provocados, «Irán ha conservado 400 kg de uranio altamente enriquecido al 60%, la capacidad de fabricar centrifugadoras y uno, posiblemente dos sitios de enriquecimiento subterráneos» afirmó Lewis.
Según Reuters, una fuente iraní de alto rango afirmó el domingo que la mayor parte del uranio enriquecido al 60% (porcentaje cercano al 90% necesario para una bomba nuclear), se había trasladado a un lugar no revelado antes de los bombardeos estadounidenses.