El primer ministro australiano, Anthony Albanese, dijo en una entrevista en abril que su gobierno se encontraba desarrollando un plan para lograr la venta del Puerto de Darwin, cuyo propietario es una empresa china, por motivos de interés nacional. Durante una entrevista radial, el mandatario dijo que quería que el puerto esté «en manos australianas» y que el gobierno intervendría directamente y compraría el puerto de ser necesario.
La companía Landbrigde Group, de origen chino, tomó el control del puerto en el año 2015 tras la firma de un contrato de arrendamiento a 99 años con el gobierno del Territorio del Norte (territorio federal de Australia) decisión que por aquel entonces fue criticada desde Washington, debido a las implicancias geopolíticas de la operación.
Se trata de un puerto de aguas profundas ubicado frente al sudeste asiático, cerca de países como Indonesia, Filipinas y Singapur. Constituye un punto de alto valor estratégico en términos comerciales y militares, y es el puerto australiano más cercano al Mar de la China Meridional. Además, se encuentra en el norte del país, donde marines estadounidenses rotan regularmente como parte de acuerdos de cooperación militar entre Estados Unidos y Australia.
En este marco, un portavoz del gobierno australiano dijo este lunes que no solo es un elemento fundamental para la economía de la región sino también «un activo de infraestructura crítica de importancia nacional». «El gobierno australiano está trabajando estrechamente con el gobierno del Territorio del Norte en los próximos pasos» asegura el comunicado.
Por su parte, Landbridge Group es la filial australiana de Shandong Landbridge Group, empresa involucrada en los sectores petroquímico, logístico, comercial y de puertos de aguas profundas, y cuyo presidente es Ye Cheng. Además, entre los socios comerciales de la companía, se encuentran la China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) y China National Petroleum Corporation (CNPC), ambas controladas por Pekín.
En 2019, la Asociación Autraliana de Defensa (ADA), criticó la cesión del puerto a la empresa de capitales chinos. «Otorgar la concesión del puerto comercial de Darwin a quien probablemente será un adversario potencial durante los próximos 99 años es como arrendar ese puerto a los japoneses en 1938» advirtió en aquel entonces Neil James, director ejecutivo de ADA.
Mientras tanto, la embajada de Pekín en Australia criticó la voluntad expresa del gobierno de hacerse cargo del contrato de arrendamiento. El embajador Xiao Qian dijo que la empresa había invertido grandes capitales en el puerto, contribuyendo al desarrollo de la economía regional, y en cumplimiento de las normas locales. «Una empresa y un proyecto de este tipo merecen apoyo, no castigo. Es éticamente cuestionable arrendar el puerto cuando no era rentable y luego intentar recuperarlo cuando se vuelve rentable» manifestó el comunicado de la representación china en Australia.