El Partido de los Trabajadores del Kurdistán, considerado por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea como una «organización terrorista», habría tomado la decisión de disolverse y de ese modo poner fin a cuatro décadas de lucha armada contra el Estado turco.
El anuncio, comunicado este lunes por una agencia de noticias vinculada al grupo, tiene lugar tres meses después de que el líder encarcelado del PKK, Abdullah Ocalán, hiciera un llamado a la paz e instara a sus compañeros a deponer las armas.

En consonancia, el 12° Congreso del Partido de los Trabajadores del Kurdistán tuvo lugar la semana pasada en el norte de Irak, dondel el grupo tiene su base. Tras dos días de conversaciones, sus líderes acordaron disolver la estructura organizativa, y de este modo poner fin a su lucha.
Un representante del PKK dijo que todas las operaciones militares cesarían de manera inmediata, y que el desarme y la entrega del armamento dependería de la respuesta del gobierno turco, así como de la política que Ankara adopte con respecto a los derechos de las minorías kurdas y el destino de los combatientes de la organización.
De hacerse efectiva, la decisión significaría el fin de una sangrienta lucha de más de 40 años entre el PKK y el Estado turco. El Partido de los Trabajadores del Kurdistán recurrió a la lucha armada en 1984 con el objetivo de constituir un Estado kurdo, con el paso de los años sus aspiraciones fueron cambiando hasta que abandonó las ideas separatistas y se enfocó en lograr una mayor autonomía para las minorías kurdas en Turquía.
Desde entonces, el PKK ha sido duramente combatido por las fuerzas armadas de Turquía y se ha adjudicado numerosos atentados, que le valieron la etiqueta de «organización terrorista». Finalmente, en febrero, su líder encarcelado llamó a los combatientes a deponer las armas e instó a la organización a realizar un congreso para acordar su disolución.

En tanto, los constantes enfrentamientos entre el PKK y el Estado turco llevan décadas perjudicando la economía y la estabilidad del sureste del país, por lo que el fin del conflicto le daría al gobierno de Erdogan la posibilidad de apaciguar la zona, de mayoría kurda, e impulsar su desarrollo económico.