Tusk lidera una alianza sumamente diversa de partidos proeuropeos que abarca tanto la derecha agraria como la izquierda socialdemócrata. En esta línea, la victoria del euroescéptico Karol Nawrocki frente al alcalde liberal de Varsovia, Rafal Trzaskowski (candidato de Tusk), significó un duro revés para el primer ministro.
Una vez en la presidencia, Nawrocki podrá vetar las reformas que Tusk busca implementar, principalmente en materia judicial. Si bien en el sistema político de Polonia la figura presidencial no posee muchas funciones, puede bloquear leyes y sus vetos solo pueden revertirse con una mayoría parlamentaria de tres quintos, algo que la coalición de Tusk no tiene.
En este marco, la decisión del primer ministro de llamar a una votación de confianza apunta a cerrar filas y mostrar cierta cohesión interna en un panorama signado por las trabas institucionales. Así, los bloqueos mutuos entre el Ejecutivo y la Presidencia, elemento que caracterizó la relación entre Tusk y el presidente saliente, amenazan con frenar el acercamiento de Polonia a los estándares democráticos e institucionales que la Unión Europea le exige a sus miembros.