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Elecciones en Polonia y Rumanía: entre el europeísmo y el euroescepticismo

¿Qué impacto tienen ambas elecciones en la geopolítica de Europa Oriental?

Publicado el 19 de mayo de 2025 por Facundo Mosovich García
Elecciones en Polonia y Rumanía: entre el europeísmo y el euroescepticismo

Este domingo ha sido una fecha importante para la política internacional con el comienzo de una nueva incursión militar del Estado de Israel en la Franja de Gaza, el lanzamiento de 273 drones desde Rusia a Ucrania en uno de sus ataques más feroces hasta la fecha, la misa de inauguración del Papa León XIII en el Vaticano y la celebración de negociaciones de índole comercial en Italia entre Ursula Von Der Leyen y J.D. Vance.

No obstante, por su potencial relevancia para el escenario en Ucrania, interesa aquí poner el foco sobre dos elecciones presidenciales celebradas en Europa del Este, a la par de las —quizás menos relevantes a los fines de este artículo— ocurridas en Portugal: las de Polonia y Rumanía.

En el primer caso, se trató de una primera vuelta muy pareja en la que el candidato independiente y pro-Europa Rafal Trzaskowski, apoyado por el primer ministro Donald Tusk, se impuso por sobre Karol Nawrockiy del Pis, asociado a Georgescu y Simion en Rumanía, por un margen muy estrecho, aproximadamente un punto porcentual. La elección deberá definirse el próximo 1 de junio, y se espera que el 15% obtenido por el emergente candidato de derecha Slawomir Mentzen sea determinante para impulsar al candidato opositor y más “euroescéptico”.

Rafal Trzaskowski junto a Donald Tusk, quien sostiene el micrófono.

En el segundo caso, se llevó a cabo la segunda vuelta electoral entre el candidato europeísta Nicusor Dan y el candidato cuasi-trumpista George Simion, quien había salido quinto en las polémicas y anuladas elecciones de diciembre de 2024 pero esta vez fue apoyado por Georgescu —el ganador de las mismas y posteriormente suspendido de la competencia por acusaciones de injerencia rusa y otros delitos relacionados, para explícito disgusto de J.D. Vance, quien protestó al respecto en la pasada Conferencia de Munich. En un sorprendente giro, el primero se impuso por una diferencia de alrededor de 10 puntos, lo cual aleja a Rumanía de una postura más tolerante de Rusia, China y otros países fuera de la euroesfera. Se trata de una gran derrota para la “derecha” europea, dado el apoyo que había recibido Simion de parte de Meloni, Le Pen, y más sutilmente de la administración Trump.

Nicusor Dan.

Entre otros detalles, hubo una alta tasa de participación de polacos y rumanos desde el exterior, y particularmente en éste último caso, las elecciones fueron consideradas unas de las más importantes desde el fin de la Guerra Fría. Por la polémica generada alrededor de ellas hace meses, eran de esperar desde el inicio protestas del lado perdedor, sea por “fraude electoral” en el caso de los Simionistas, sea por “injerencia rusa” en el caso de los Danistas.

Frente a un candidato que había dicho que no enviará recursos a Ucrania para su guerra contra Rusia, y que confiaba en las negociaciones de paz de Trump, el triunfo de Dan y el europeísmo en Rumanía funcionarán como un refuerzo a la estrategia de la UE de apoyar a Zelensky en sus negociaciones con Putin. Sumado al evidente fracaso hasta el momento—transcurridas ya mucho más que las “24 horas” que el presidente estadounidense había prometido— en frenar las hostilidades frente a una dirigencia rusa que cree encontrarse cerca de cumplir sus objetivos militares y encuentra más conveniente postergar las negociaciones de paz para seguir empujando en el campo de batalla, queda descartada la posibilidad de un “nuevo Trump” geográficamente más cercano al conflicto bélico.

El lunes Trump hablará con Putin con el objetivo de avanzar en las negociaciones de paz, pero parece ser que antes de ello hablará con Tusk, Starmer, Macron y Merz. Las tendencias en el voto europeo, los repetidos ataques de Putin a Ucrania en violación del cese al fuego, y las diversas señales de debilitamiento de Trump —como la marcha atrás en la escalada arancelaria y el freno judicial a varios intentos de deportaciones express— parecen conspirar contra una suspensión de la guerra y a favor de un redoble de esfuerzos de los aliados occidentales y Ucrania.

En este contexto, es útil recordar la importancia de Rumanía para el conflicto ucraniano: contiene la más importante sede militar de la OTAN en Europa, la Base Aérea de Mihail Kogălniceanu. Allí alberga, desde su inicio de actividades a mediados de 2024, guarniciones estadounidenses y de la alianza militar en la costa al oeste del Mar Negro, a 20km de la ciudad de Constanta. Si bien nunca fue probable que Simion y Georgescu contaran con el suficiente poder político como para desafiar a toda la OTAN y sus lineamientos respecto a la confrontación con Rusia, estos resultados aseguran un actor menos con potencial de disrupción interna en la organización.

Base Aérea de Mihail Kogălniceanu.

Si en algún momento se diese un escenario de negociación en el que a Putin se le garantizaran concesiones más allá de Ucrania —es decir, más allá del control de los cuatro óblasts en los que tiene tropas, el status de Ucrania como “país neutral”, y la renuncia de su incorporación a la OTAN e incluso la Unión Europea— , como un gradual repliegue de las fuerzas de la alianza de Europa Oriental, el hecho de que europeístas como Nicusor Dan y el expresidente Traian Basescu se encuentren en el poder será un obstáculo más en el camino trumpista hacia la pacificación del escenario europeo y la distensión con Rusia.

En el caso de Polonia, aún queda por verse si quien tomará las riendas de la presidencia será un aliado del Primer Ministro Tusk o un opositor que bloquee sus proyectos, pero fundamentalmente, si los polacos que han estado viviendo la guerra ruso-ucraniana desde tan cerca comienzan a abandonar sus posturas intransigentes con Moscú para sumarse a una ola más amplia de movimientos de derecha europeos.

Vaivenes de la democracia liberal europea que no alcanzan al autócrata de Eurasia ni lo desvían de su objetivo pero que sugieren incertidumbre a futuro para la cohesión de la estrategia europea a la hora de poner frenos a la amenaza rusa y fortalecer su posición negociadora frente al maverick en la Casa Blanca.

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