Washington anunció la aprobación preliminar de una posible venta de doce cazas F-16 Block 70 a Perú por un valor estimado en USD 3.420 millones. La operación, que aún debe ser considerada por el Congreso estadounidense, forma parte de la competencia que el país andino mantiene abierta desde hace tiempo para reemplazar a sus Mirage 2000 y MiG-29, donde también participan el Rafale francés y el Gripen sueco.
El comunicado de la Defense Security Cooperation Agency (DSCA) detalló que la solicitud peruana comprende diez F-16C monoplazas y dos F-16D biplazas, junto con un amplio paquete logístico y de armamento. Entre los equipos incluidos figuran catorce motores F110-GE-129; radares AESA AN/APG-83; sistemas de guerra electrónica Viper Shield; pods de designación AN/AAQ-28 Litening; visores de casco JHMCS II y un lote inicial de misiles aire-aire AMRAAM y Sidewinder. Según Washington, la propuesta busca mejorar la capacidad de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) para defender su espacio aéreo y apoyar operaciones contra el narcotráfico y el terrorismo.

Cabe aclarar que la autorización no implica que la venta esté concretada ni que Lima se haya decidido por el F-16 Block 70. Como ocurre en estos casos, la DSCA notifica al Congreso sobre las condiciones de una posible operación, pero el proceso contractual requiere de negociaciones bilaterales y de la decisión final del gobierno interesado. En este caso, el Ministerio de Defensa peruano aún no ha definido qué caza será seleccionado para renovar su flota, en el marco de un programa que contempla la adquisición de 24 aeronaves en dos etapas, con financiamiento parcial del Banco de la Nación por USD 2.000 millones.
En los últimos meses, los rumores habían señalado una preferencia por el Gripen E/F sueco. El ministro de Defensa de Perú incluso visitó Suecia en agosto para recorrer las instalaciones de Saab en Linköping, donde además de los cazas se ofreció un avión de alerta temprana GlobalEye como parte de un paquete ampliado. Posteriormente, la delegación oficial se trasladó a París para mantener reuniones con el ministro de las Fuerzas Armadas de Francia, lo que confirmó en aquel entonces que el Rafale sigue en carrera.

En tal contexto, la oferta estadounidense busca reforzar la posición del F-16 Block 70 en la competencia, subrayando los beneficios de interoperabilidad con aliados regionales y la duradera relación militar con Washington. El comunicado oficial destacó que la operación no alteraría el equilibrio militar en Sudamérica, sino que contribuiría a la estabilidad regional y a la modernización de las capacidades peruanas.
No obstante, el costo estimado de la operación plantea un desafío considerable. Analistas coinciden en que los más de USD 3.400 millones superarían ampliamente el presupuesto de defensa de Lima, lo que obliga a contemplar eventuales ajustes o financiamiento externo adicional.
En caso de concretarse la compra, Perú se sumaría a Chile y Argentina como operador regional del F-16. La Fuerza Aérea chilena emplea el modelo desde principios de los años 2000, mientras que Argentina está a pocos meses de recibir su primer lote. La eventual llegada de los cazas a Perú consolidaría así al F-16 como el avión de combate más extendido en América del Sur.