Estados Unidos habría comunicado esta semana a representantes europeos que espera que para 2027 Europa asuma la mayor parte de las capacidades de defensa convencionales de la OTAN, desde inteligencia hasta misiles, según fuentes gubernamentales citadas por Reuters. El planteo, hecho por funcionarios del Pentágono en un encuentro en Washington, generó inquietud entre diplomáticos del continente, que consideran poco realista el plazo establecido.
Según las fuentes consultadas, los funcionarios norteamericanos advirtieron que, si los miembros europeos de la alianza no cumplen el objetivo, Washington podría dejar de participar en algunos de los mecanismos de coordinación interna de la OTAN. La presión sorprendió incluso a algunos legisladores estadounidenses, que manifestaron preocupación por la posibilidad de un mayor repliegue de Estados Unidos en Europa en un contexto de crecientes tensiones con Rusia.
El Pentágono no dio detalles sobre cómo se mediría el progreso europeo en el traspaso de estas capacidades, que incluyen activos no nucleares, tropas, misiles, inteligencia, vigilancia, reconocimiento, logística, defensa aérea y capacidad de ataque profundo. Asimismo, medios estadounidenses señalaron que tampoco quedó claro si la fecha límite de 2027 representa una posición explícita de la administración Trump o si es una señal surgida de un sector del Departamento de Defensa.
Varios funcionarios europeos señalaron que cumplir con el plazo es prácticamente imposible. Europa enfrenta importantes retrasos en la producción de armamento, demoras en la entrega de sistemas fabricados en Estados Unidos y la ausencia de capacidades críticas que no pueden adquirirse, como ciertos servicios de inteligencia y vigilancia que han sido centrales para el esfuerzo de guerra ucraniano. Incluso la Unión Europea, que apunta a una capacidad de defensa autónoma a través de la iniciativa Readiness 2030, considera ese objetivo muy ambicioso y reconoce deficiencias en áreas claves como defensa aérea, drones, municiones y ciberdefensa.
En los últimos años, Washington ha insistido en que Europa y Canadá deben asumir una mayor proporción del gasto y del esfuerzo militar dentro de la OTAN. Sin embargo, funcionarios estadounidenses consideran que los avances, como el compromiso de aumentar el gasto en defensa al 5% del PBI, siguen siendo insuficientes para equilibrar el rol que Estados Unidos ocupa dentro de la alianza.
En este marco, las recientes declaraciones del nuevo Comandante Supremo Aliado en Europa (SACEUR) intensificaron el debate. El general Alexus Grynkewich, aseguró que una eventual reducción de tropas estadounidenses no pondría en riesgo la defensa del continente. Grynkewich, un general estadounidense de cuatro estrellas, afirmó desde el cuartel general de la OTAN en Bélgica que confía en las capacidades de Europa y Canadá y que la alianza está “preparada hoy para afrontar cualquier crisis o contingencia”.

Sus comentarios llegan en medio de la preocupación por una posible retirada significativa de tropas como parte de la próxima estrategia de defensa del presidente Donald Trump, que contempla una reorientación de recursos hacia el Indopacífico, con miras a China. Además, en los últimos meses, declaraciones de altos funcionarios estadounidenses dieron a entender que Washington no intervendría con tropas ante ciertas provocaciones rusas, mientras que el delegado estadounidense ante la OTAN sorprendió al afirmar que esperaba el día en que Alemania pudiera asumir el puesto de Comandante Supremo Aliado, un cargo históricamente reservado a un militar estadounidense.
