Representante de Washington y Pekín se reúnen esta semana en Estocolmo para intentar destrabar las tensiones comerciales que amenazan con una guerra arancelaria entre ambas potencias. El día de ayer, las delegaciones mantuvieron más de cinco horas de conversaciones en Rosenbad, la oficina del primer ministro sueco, y el diálogo continúa este martes.
La comitiva norteamericana está encabezada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, acompañado por el representante comercial Jamieson Greer. Por su parte, la delegación china está a cargo del viceprimer ministro He Lifeng. Ninguno de los negociadores hizo declaraciones tras el primer día de conversaciones, aunque Greer adelantó que no se esperaban “avances enormes” en esta etapa, sino un seguimiento del cumplimiento de los acuerdos preliminares alcanzados en los últimos dos meses.
Uno de los puntos más importantes de la negociación es el comercio de tierras raras, minerales clave para la industria tecnológica y militar. China es el principal proveedor a nivel global, y en respuesta a las medidas arancelarias de la administración Trump, había recortado sus exportaciones. Este elemento le daría a Pekín un margen de maniobra adicional frente a su adversario, a diferencia de otros actores que atraviesan tensiones comerciales con EE.UU., como la Unión Europea.
En esta línea, las conversaciones sino-estadounidenses tienen lugar un día después del acuerdo comercial alcanzado por Trump con la UE, que contempla un arancel del 15% sobre la mayoría de las exportaciones europeas hacia Estados Unidos.
De visita en Escocia, Trump se refirió a las negociaciones en Estocolmo durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro británico, Keir Starmer. “Me encantaría ver a China abrir su país”, expresó, afirmando que si no se llega a un acuerdo, los aranceles podrían volver a niveles de tres dígitos.
La tregua vigente entre ambas potencias termina el 12 de agosto. De no alcanzarse un acuerdo duradero antes de esa fecha, las cadenas de suministro globales podrían enfrentar nuevas interrupciones, con consecuencias para industrias clave en ambos países.