Mientras la guerra en Ucrania se prolonga y la diplomacia no parece encontrarle una salida al conflicto, en el flanco oriental de la OTAN, los países que limitan con Rusia se muestran cada vez más proclives a abandonar las restricciones al uso de determinadas armas, como las minas antipersonales.

Ante los temores de una eventual agresión por parte de Moscú, los países de Europa del este que pertenecen a la alianza atlántica están dispuestos a procurarse a sí mismos los medios necesarios para garantizar su propia seguridad.

Este es el caso de Finlandia y Lituania, que estarían planeando iniciar la producción de minas antipersonales el próximo año, según le dijeron a Reuters funcionarios de ambos países. Los dos Estados miembros de la OTAN forman parte del grupo de naciones que expresaron anteriormente su intención de retirarse de la Convención de Ottawa, tratado internacional que prohíbe el uso, almacenamiento, producción y transferencia de minas terrestres antipersonal.

Según sostuvo la agencia de noticias citada, representantes de los dos países podrían comenzar la producción una vez que se complete el proceso de retirada de la Convención de Ottawa, y de esa forma abastecerse a sí mismos, y eventualmente a Ucrania, de minas antipersonales.

Además de Finlandia y Lituania, los gobiernos de Polonia, Letonia y Estonia han manifestado su voluntad de abandonar la convención de ser necesario, conforme la percepción de amenaza por parte de Rusia aumenta.

A finales de junio, Zelensky firmó un decreto para retirarse del tratado de prohibición de minas, alegando que se trata de un arma dificil de sustituir, y que se debe priorizar la seguridad del país frente a la invasión rusa. Cabe señalar que Rusia nunca adhirió a la Convención de Ottawa, lo que deja a los países firmantes en una situación de desventaja en un eventual conflicto. El mes pasado, un la ONU informó que Ucrania se convirtió en el país más minado del mundo.