Francia ha finalizado con éxito la fase de ensayos del nuevo estándar F4.3 del Dassault Rafale, marcando el último paso antes de dar el salto a la futura versión F5, prevista para entrar en servicio alrededor de 2030.
La campaña de pruebas se desarrolló a través de diferentes escenarios aéreos, marítimos y terrestres, y contó con la participación de la Fuerza Aérea y Espacial, la Marina francesa y varias empresas del sector. Asimismo, se desplegó una amplia gama de medios: los cuatro Rafale que realizaron la misión de prueba, hasta cuatro aeronaves simulando a un adversario, la fragata clase Horizon Chevalier Paul, un avión de alerta temprana E-2C Hawkeye, un sistema de defensa aérea SAMP/T Mamba, un avión radar E-3F y un avión cisterna A330 MRTT Phénix.
A lo largo de siete misiones se evaluaron nuevas capacidades, como los misiles aire-aire MICA NG, una versión mejorada del sistema de guerra electrónica SPECTRA, el sistema de comunicaciones CONTACT y una actualización del pod de designación TALIOS, que ahora incorpora elementos de inteligencia artificial para identificar y seguir objetivos con mayor precisión.

El Rafale, fabricado por la empresa Dassault Aviation, es el principal avión de combate de Francia y uno de los más versátiles de Europa. Su modernización responde a la necesidad de mantenerlo competitivo frente a las amenazas actuales y futuras, y de integrarlo plenamente en entornos de combate cada vez más complejos.
El programa de actualización del avión se ha desarrollado en varias fases. El estándar F4.1 introdujo mejoras en sensores, comunicaciones y sistemas de puntería, mientras que el F4.2 amplió las capacidades de guerra en red, facilitando el intercambio de información con otras plataformas. Ahora, el F4.3 se centra en optimizar la operación en combate colaborativo y sentar las bases para los F5, que incorporarán sistemas de control avanzados, nuevas armas y la capacidad de operar junto a aeronaves no tripuladas.

La entrada en servicio del Rafale F4.3 está prevista para la segunda mitad de esta década. Con este paso, Francia busca garantizar que su flota de aviones de combate se mantenga a la vanguardia de la tecnología militar aeronáutica.