A lo largo de los últimos años, los países que conforman el grupo BRICS han acumulado grandes cantidades de oro. Según la BBC, el Consejo Mundial del Oro reportó que el año pasado los Bancos Centrales agregaron a sus reservas la mayor cantidad de oro desde 1950, año en el que el Consejo comenzó a registrar las cantidades.
Este hecho pone de manifiesto la voluntad de algunos países de diversificar su cartera y desplazar al dólar como activo mayoritario. Previamente, habíamos profundizado sobre el proceso de desdolarización, junto con los principales factores que contribuyen a este proceso.
Es importante destacar que la política de sanciones de Estados Unidos es uno de los principales factores de esta nueva tendencia. Como se menciona en el artículo de BNE Intellinews, “de la noche a la mañana, las reservas de divisas duras de Rusia, valoradas en 600 mil millones de dólares y siendo las cuartas más grandes del mundo, se volvieron inútiles. En un mundo donde los bancos centrales ya no pueden confiar en el dólar, se han apresurado a blindar sus propias reservas acumulando el metal amarillo agnóstico”.
En este sentido, los países no solo han virado al oro para evitar o prevenir sanciones, sino que han estado repatriando sus reservas de oro del exterior hacia dentro de sus fronteras. Desde Reuters, por su parte, comentan que “un número cada vez mayor de países está repatriando reservas de oro como protección contra el tipo de sanciones impuestas por Occidente a Rusia, según una encuesta de Invesco sobre bancos centrales y fondos soberanos publicada el lunes”.
Nueva moneda de los BRICS
En este contexto, toman relevancia los anuncios de una posible nueva moneda de los BRICS, no solo para desplazar al dólar como la principal divisa para los intercambios del bloque, sino también para utilizarla como reserva de valor. En este sentido, el medio ruso RT anunció que la nueva moneda estaría respaldada en oro, el activo más seguro y estable del mundo. Cabe recordar que esto es algo que no sucede desde hace décadas en la economía internacional, pues debemos remontarnos a las consecuencias de la crisis del petróleo de 1973, año en el que Estados Unidos abandonó el famoso «patrón oro«.
El patrón oro es un sistema monetario que se impuso en el siglo XIX mediante el cual se establece un tipo de cambio fijo, fijando el valor de la moneda en relación a las unidades de oro. El emisor de la moneda, sea cual fuere, garantiza el respaldo de la misma en oro. La vigencia de este sistema era la materialización del ideal liberal del laissez-faire, ya que aquel no requería la existencia de bancos centrales ni de política monetaria alguna.
Este sistema se vio interrumpido por la Primera Guerra Mundial. Este acontecimiento obligó a los Estados a realizar aumentos del gasto militar para la financiación de los ejércitos, del armamento y de la tecnología militar, entre otros. En concreto, se necesitaba imprimir moneda sin tener en consideración el respaldo en oro.
Al finalizar la guerra, se produjeron algunos intentos para reintroducir el patrón oro, pero fracasan tras la Gran Depresión de 1929. En el periodo de entreguerras, por lo tanto, se produjo un vacío de poder y una prevalencia de los nacionalismos, como el nazismo y el new deal americano, ideologías que valoraban más la autonomía interna y la autosuficiencia nacional que el internacionalismo liberal.
Este proceso terminó luego de la Segunda Guerra Mundial, en donde, tras los acuerdos de Bretton Woods, se instaló el sistema de patrón Dólar-Oro. Un sistema de tipo de cambio fijo que establecía una paridad de 35 dólares por cada onza de oro. Con ello, los Estados cambiaron su oro por dólares, divisa que se internacionalizó y comenzó a utilizarse activamente para el comercio y como reserva de valor. La Reserva Federal de Estados Unidos se convirtió en el banquero del mundo, y el dólar se convirtió en la base del sistema monetario internacional.
Este orden llegó a su fin en 1971, cuando el presidente estadounidense, Richard Nixon, anunció la suspensión temporal de la convertibilidad. Finalmente, en 1976, tras los acuerdos de Jamaica, se puso fin de manera formal al sistema, dando pie al sistema que tenemos hoy, en donde prevalece el tipo de cambio flotante.
De esta manera, llegamos a un sistema basado en la noción de dinero fiduciario (fiat), donde la moneda de curso legal obtiene su valor del gobierno que la emite y la confianza de los ciudadanos, en lugar de un bien físico o una mercancía. Los Estados adoptaron monedas nacionales para las transacciones nacionales, mientras que para el comercio prevaleció el uso del dólar.
Acumulación de oro en los países emergentes
En primer lugar, tres de los cinco miembros de BRICS -Rusia, China e India- se encuentran entre los diez países con mayor cantidad de reservas de oro. En segundo lugar, según la BBC, los Bancos Centrales están comprando oro al ritmo más rápido en 80 años, lo cual se está convirtiendo en una tendencia mundial que podría contribuir a la aceptación de esta nueva moneda. Finalmente, los datos demuestran que el mercado del oro se desplazó hacia Oriente los últimos años, creciendo la demanda de oro de China e India del 20% al 50% del mercado mundial en los últimos 30 años.
Sin embargo, a pesar del ascenso de BRICS como tenedores de oro, es importante destacar que las tenencias mayoritarias de este metal se encuentran en Occidente, siendo Estados Unidos el país que lidera el ranking.
Posibles implicancias de la nueva moneda de los BRICS
Es difícil predecir las implicancias que podría tener el surgimiento de una moneda, con respaldo en oro, impulsada por los BRICS, un grupo de economías emergentes que, en conjunto, representan alrededor del 42% de la población mundial, el 23% del PBI global, el 30% del territorio del planeta y manejan el 18% del comercio internacional.
Como argumenta Joseph W. Sullivan en su artículo publicado en la revista Foreign Policy, “si los países del BRICS planean respaldar su nueva moneda con oro y otros metales de valor intrínseco, como los metales de tierras raras, los activos que pagan intereses denominados en la nueva moneda se parecerían a oro que paga intereses. Esa es una característica inusual…”, y muy atractiva por cierto.
Sin embargo, esta moneda “no arrebataría la corona de la cabeza del dólar, sino que reduciría el tamaño del territorio en su dominio. Incluso si el BRICS desdolariza, gran parte del mundo seguiría utilizando dólares y el orden monetario global se volvería más multipolar que unipolar”, añadió Sullivan.
En síntesis, esta nueva moneda podría tener múltiples impactos difíciles de predecir. Muchos analistas plantean que la desdolarización es un proceso de largo plazo, pero también que esta nueva moneda podría acelerar su erosión. Según Sullivan, “es poco probable que el reinado del dólar termine de la noche a la mañana, pero esta nueva moneda comenzaría la lenta erosión de su dominio”.