Israel y Hamas suscribieron hoy el primer tramo de un acuerdo de alto el fuego en Gaza, en lo que representa uno de los avances diplomáticos más significativos del conflicto reciente. El pacto prevé que los últimos rehenes israelíes retenidos en Gaza sean liberados en un plazo de hasta 72 horas después de la ratificación gubernamental por parte de Israel, mientras que el ejército israelí se comprometería a retroceder hacia una línea acordada, dejando bajo su control alrededor del 53 % del territorio de Gaza. A cambio, las autoridades israelíes liberarían a cientos de prisioneros palestinos.
El anuncio fue hecho público por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien aseguró que el tratado representaba el camino hacia “una paz fuerte, duradera y no reversible”. Tanto en Gaza como en ciudades israelíes estallaron celebraciones, mientras las partes admiten que el acuerdo ahora está sujeto a la aprobación formal del gabinete israelí para entrar en vigor en un lapso de 24 horas. Una vez concretada la ratificación, empezará el plazo de 72 horas para la liberación de los rehenes restantes.
El alto el fuego prevé también la entrada inmediata de ayuda humanitaria a Gaza, donde la infraestructura civil ha quedado destruida y la población enfrenta una emergencia sin precedentes por falta de agua, alimentos y electricidad. En esta línea, se habilitarán corredores para el ingreso de suministros médicos y combustible bajo supervisión internacional, con participación de agencias de la ONU y la Media Luna Roja.
Sin embargo, el acuerdo enfrenta desafíos significativos, a pesar del optimismo que acompañó el anuncio. Analistas consultados por medios internacionales advierten que la aplicación del pacto dependerá de la estabilidad política en ambos bandos y de la disposición de Hamas a mantener la tregua sin utilizarla para rearmarse. Del lado israelí, sectores de la coalición de gobierno han manifestado su rechazo a cualquier acuerdo que implique concesiones territoriales o la supervivencia de la organización terrorista.