JPMorgan anunció hace un mes el lanzamiento de su Iniciativa de Seguridad y Resiliencia (SRI), un programa de USD 1.5 billones proyectado a diez años que buscará financiar e impulsar a industrias consideradas esenciales para la seguridad económica y militar de Estados Unidos. Dentro de ese esquema, el banco comprometió USD 10.000 millones de capital propio para invertir directamente en empresas del sector defensa, energía, manufactura avanzada y tecnologías emergentes.
Según detalló Breaking Defense, medio especializado en defensa, el banco identificó una prioridad inmediata: apuntalar la capacidad industrial para la construcción de submarinos nucleares, un área donde la industria naval estadounidense enfrenta limitaciones de infraestructura, mano de obra especializada y ritmo de la producción. Jay Horine, responsable de la iniciativa, y Mark Marengo, encargado del portafolio aeroespacial y de defensa, explicaron al medio que el déficit de proveedores calificados y la necesidad de aumentar la producción de dos a tres submarinos por año generarán una importante demanda de capital para modernizar las instalaciones.
En diálogo con Breaking Defense, los ejecutivos explicaron que el ecosistema de startups vinculadas a tecnologías de defensa se encuentra en un momento de gran expansión, lo que abre oportunidades tanto para inversiones de riesgo como para la inyección de capital en proveedores tradicionales de la industria de defensa estadounidense. Uno de los motores de este nuevo enfoque, orientado a aumentar la capacidad de respuesta del complejo militar-industrial, es el conjunto de limitaciones que afronta la industria en relación a las necesidades del escenario internacional. Estimaciones del Pentágono advierten que Estados Unidos podría quedarse sin misiles en cuestión de días en un conflicto de alta intensidad.
El comunicado oficial difundido por JPMorgan en octubre ya había adelantado el alcance de la iniciativa. En dicho anuncio, el CEO Jamie Dimon advertía que Estados Unidos se volvió “demasiado dependiente de fuentes poco fiables” para el abastecimiento de minerales y manufacturas esenciales, y llamó a acelerar inversiones, recortar trabas regulatorias y reorientar el sistema educativo para formar el capital humano requerido por las industrias críticas. En este sentido, la firma ordenó sus prioridades en cuatro grandes áreas: cadenas de suministro y manufactura avanzada; defensa y aeroespacial; independencia energética; y tecnologías estratégicas.
En este marco, Breaking Defense subraya que JPMorgan ya comenzó a implementar la iniciativa con una inversión de USD 75 millones en Perpetua Resources, empresa que busca convertirse en el primer productor estadounidense de antimonio, un mineral considerado vital para municiones, baterías y otros insumos militares. La idea del banco es combinar capital propio, financiamiento, asesoramiento y adquisiciones para dinamizar sectores donde pequeños proveedores carecen de los recursos suficientes para escalar su producción y responder a las necesidades de las fuerzas armadas estadounidenses.
Adicionalmente, la nueva estrategia de inversiones de JPMorgan se alinea con las prioridades de la administración estadounidense orientadas a reducir la dependencia de cadenas de suministro extranjeras y consolidar la superioridad tecnológica en un contexto de crecientes tensiones con China. De este modo, analistas sugieren que la magnitud de la iniciativa podría acelerar la repatriación de capacidades industriales e incentivar a otros grandes bancos para que sigan el mismo camino.