El retiro de los buques científicos de la National Science Foundation (NSF) de Estados Unidos desde Punta Arenas marca el cierre de una etapa que había consolidado a la ciudad chilena como uno de los principales puntos de acceso logístico a la Antártida. Durante treinta años, los barcos Nathaniel B. Palmer y Laurence M. Gould operaron desde la Región de Magallanes, impulsando una cadena de servicios que incluía derechos de muelle, combustible, alojamiento, transporte terrestre y aéreo, y provisiones para tripulaciones y grupos de investigación. Según cifras citadas por autoridades locales, esa actividad generaba alrededor de USD 6 millones de dólares anuales para la economía de Punta Arenas.
La decisión de la NSF tiene lugar en medio de los recortes presupuestarios ordenados por el presidente estadounidense Donald Trump, que redujeron el financiamiento destinado al programa polar. Previamente, investigadores polares habían solicitado a la agencia y al Congreso reconsiderar la medida, argumentando el valor científico y logístico de mantener la base en la ciudad austral. No obstante, la medida fue ejecutada y dejó a Punta Arenas sin la presencia regular de los buques estadounidenses por primera vez desde mediados de los años noventa.
El movimiento reconfigura el mapa logístico antártico en el extremo sur y abre una oportunidad concreta para la Argentina. Ushuaia, con infraestructura portuaria en expansión y una distancia de navegación más corta hacia la península antártica que Punta Arenas, aparece como la alternativa natural para absorber parte del flujo científico e institucional que hasta ahora dependía de Chile. Tierra del Fuego ya cumple un rol relevante como punto de partida de campañas científicas y expediciones turísticas antárticas, por lo que ya cuenta con capacidades.
Esta situación refleja una vez más la importancia de avanzar con los proyectos para desarrollar un Polo Logístico Antártico y una Base Naval Integrada en Ushuaia, iniciativas que buscan potenciar las capacidades de la Argentina para sostener operaciones hacia el continente blanco y ofrecer servicios logísticos a otros países.
Como señaló el diario local Tiempo Fueguino, para aprovechar la oportunidad que emerge para la Argentina con el retiro de los buques de Punta Arenas, será necesaria una coordinación entre el gobierno provincial, la Dirección Provincial de Puertos, la Cancillería argentina y los sectores privados vinculados a la actividad marítima, turística y científica. La previsibilidad normativa, la claridad en las tarifas portuarias y la capacidad de ofrecer servicios integrados serán factores determinantes a la hora de competir para atraer operaciones internacionales antárticas.
La posibilidad de consolidar a Ushuaia como puerta de acceso a la Antártida no sólo implicaría importantes ventajas económicas, sino también un fortalecimiento del posicionamiento argentino dentro del Sistema del Tratado Antártico.
