Pakistán llevó a cabo el miércoles un ataque aéreo en la provincia afgana de Kandahar, lo que desató una nueva ola de enfrentamientos fronterizos que dejaron al menos quince civiles muertos y más de ochenta heridos, según informaron las autoridades afganas. Los combates se prolongaron por varios días, marcando un repunte de la violencia entre los dos países vecinos.
De acuerdo con el ejército paquistaní, alrededor de veinte combatientes talibanes murieron durante los choques, que se extendieron por varios puntos de la frontera. “Los talibanes afganos recurrieron a un ataque cobarde en cuatro posiciones… Al repeler la ofensiva, entre quince y veinte militantes afganos murieron y muchos resultaron heridos. La situación sigue evolucionando”, afirma el comunicado de las Fuerzas Armadas de Islamabad. Kabul, por su parte, acusó a las fuerzas paquistaníes de bombardear zonas civiles en el sur del país.
Un residente afgano del sitio donde ocurrieron los bombardeos, entrevistado posteriormente por la agencia AFP, dijo que las víctimas mortales eran civiles, incluidos mujeres y niños. “Dispararon contra casas, incluida la de mi primo. Su hijo y su esposa murieron, y cuatro de sus hijos resultaron heridos”. Testigos afirmaron que los comercios permanecen cerrados y que muchos pobladores han huido de la zona.
Los enfrentamientos se produjeron tras una serie de explosiones ocurridas la semana pasada en Kabul, que fueron atribuidas a Pakistán, mientras Islamabad acusa al gobierno talibán de albergar a militantes de un grupo insurgente responsable de numerosos ataques contra las fuerzas paquistaníes desde 2021. El ministro de Defensa de Pakistán reconoció que los esfuerzos diplomáticos para persuadir a los talibanes afganos de cortar lazos con dicho grupo no tuvieron éxito, lo que aumentó la tensión entre ambos gobiernos.
En este marco, las hostilidades escalaron el fin de semana cuando el gobierno talibán lanzó operaciones en al menos cinco provincias fronterizas, asegurando que se trataba de una respuesta a “los ataques aéreos paquistaníes en Kabul”. De este modo, Islamabad prometió una “fuerte represalia”, que culminó en los bombardeos del miércoles sobre Kandahar y en combates terrestres a lo largo de la frontera.
Ante el deterioro de la situación, ambos gobiernos acordaron el miércoles un alto el fuego temporal de 48 horas. Según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán, la tregua comenzó a regir a las 13:00 GMT y busca abrir espacio a un “diálogo constructivo para encontrar una solución positiva a un asunto complejo pero solucionable”. Kabul, que previamente había solicitado el cese de hostilidades, se comprometió a respetarlo siempre que Islamabad “no cometa ninguna agresión”.