La medida, explicó Tusk durante una reunión de gabinete, busca “reducir al mínimo los flujos incontrolados de migrantes a través de la frontera polaco-alemana”. La decisión se da en un contexto de creciente presión interna sobre su gobierno, que ha sido blanco de críticas por parte de partidos nacionalistas y de extrema derecha que denuncian pasividad frente a la entrada de migrantes ilegales, particularmente los que son devueltos desde Alemania.
El tema de la migración constituye un punto sensible del debate público en Polonia, con patrullas organizadas por activistas de extrema derecha operando en zonas fronterizas. Por su parte, Alemania extendió en febrero sus propios controles en la frontera con Polonia, durante un lapso de seis meses, lo cual generó reproches por parte de Varsovia. “La posición paciente de Polonia se está agotando”, advirtió Tusk, y cuestionó la presión que ejerce Berlín sobre su país mediante el traslado de migrantes que no necesariamente deberían ser devueltos a territorio polaco.

Las reglas de la Unión Europea disponen que los solicitantes de asilo deben tramitar su pedido en el primer Estado miembro al que ingresan. No obstante, Tusk argumentó que en muchos casos es difícil determinar con precisión si ese país fue efectivamente Polonia, por lo que la devolución desde Alemania resulta cuestionable.
Desde Berlín, el canciller Friedrich Merz defendió los controles fronterizos como una herramienta necesaria para evitar abusos del sistema Schengen por parte de redes criminales. “Queremos preservar Schengen, pero solo funciona si no es utilizado para el contrabando de inmigrantes”, dijo en conferencia de prensa. También mencionó que el gobierno alemán entiende que Varsovia busca adoptar medidas similares en su frontera con Lituania.

Knut Abraham, comisario del gobierno alemán para Polonia, sostuvo que “la solución no puede estar en enviar a los inmigrantes de un lado a otro entre Polonia y Alemania ni en reforzar los controles fronterizos en ambos lados”.
El gobierno de Lituania, por su parte, confirmó haber sido informado de antemano por Varsovia. “Necesitamos medidas efectivas que respeten nuestro interés común en la libre circulación de personas y fortalezcan la protección de la frontera exterior de la UE y la OTAN”, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores lituano, Kęstutis Budrys.
Polonia enfrenta desde 2021 una situación tensa en su frontera oriental, que considera una “crisis migratoria orquestada” por Bielorrusia y Rusia, aunque ambos países lo niegan. En este marco, los controles fronterizos que comienzan a imponer los miembros de la UE, pone en tensión uno de los pilares fundamentales del proyecto europeo: la libre circulación de personas.