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¿The Art of the Deal?: paz y guerra en los primeros 6 meses de Trump

El presidente republicano comenzaba su segundo mandato hace seis meses y afirmaba en su discurso inaugural que mediría el éxito “no sólo por las batallas que ganemos sino también por las guerras que terminemos — y quizás lo más importante, las guerras en las que nunca nos metemos”. Hasta ahora, sus esfuerzos no parecen haber tenido éxito, salvo marginales excepciones.

Publicado el 11 de julio de 2025 por Facundo Mosovich García
¿The Art of the Deal?: paz y guerra en los primeros 6 meses de Trump

Ucrania

Buscando cerrar uno de los frentes que ocupan a la política exterior norteamericana, Trump contaba con varias opciones para encarar la negociación: actuar como se esperaba que lo hiciera, buscando la paz a cualquier precio, o sorprender fortaleciendo aún más a Ucrania para forzar realmente a Rusia a considerar ponerle fin al conflicto.

Inicialmente optó por mostrarse abierto a negociar con Putin e intolerante hacia las demandas de Zelensky, pero en los últimos meses parece haber cambiado de parecer ante el aumento y el recrudecimiento de los ataques que el Kremlin ha librado sobre Kiev.

Lo que originalmente consideraba culpa de un gobierno estadounidense demasiado neocon e irresponsable, gradualmente comenzó a interpretarlo como una situación de la cual es difícil salir por la persistencia rusa en sus objetivos militares y su negación a ceder en alguno de ellos, ante una guerra que perciben pronta a terminarse victoriosamente —una visión mucho más parecida a la de su enviado especial en Ucrania, Keith Kellogg, que ha quedado rápidamente desdibujado del proceso de negociación.

De momento, la duda es si Trump estaría dispuesto a involucrar a los Estados Unidos más profundamente en el conflicto para evitar el completo colapso de la defensa ucraniana —hace poco se tomó la decisión de reforzar los envíos de material bélico— o si ante la falta de voluntad por parte de Putin, dejará que “el débil sufra lo que debe”.

Medio Oriente

De forma similar, el republicano pretendió desde un inicio poner fin a las hostilidades en la Franja de Gaza, y más ampliamente en Medio Oriente.

En relación a Siria, recientemente la administración Trump eliminó a Hayat Tahrir al-Sham de la lista de organizaciones terroristas y mostró así su favorecimiento del nuevo gobierno de al-Sharaa. Esto ha demostrado la priorización de la estabilidad en la región una vez depuestos al-Assad y su régimen por sobre la búsqueda del liderazgo o el sistema político más óptimo. Quedará por verse si se trata de un equilibrio estable de cara al futuro.

Su enviado Steve Witkoff lleva meses intentando coordinar ceses al fuego entre Israel y Hamás, a lo que se le sumó desde abril el encargo de lograr un acuerdo con Irán —en el que las condiciones de la Casa Blanca pasaron de ser un bajo enriquecimiento de uranio para propósitos civiles, concretamente 3,67%, a un cese total del mismo, lo cual los persas jamás aceptarían ni aceptarán.

La concreción del cese al fuego y el intercambio de rehenes en Gaza ha eludido a la Casa Blanca hasta la fecha a pesar de las corrientes afirmaciones sobre la cercanía de su consecución, con algunos logros parciales y varios intentos rápidamente frustrados en lo que va del año. A medida que se profundiza la catástrofe humanitaria, llegar a un acuerdo se vuelve más urgente.

No está del todo claro qué o quién es el responsable de estar frenando las negociaciones. Podría ser el gobierno de Netanyahu, que ha revelado tener sus propios planes para separar a los civiles de los combatientes y manejar la situación en la región, pero también podrían ser los terroristas de Hamás aferrándose a las pocas cartas que le quedan: los ciudadanos y cuerpos de ciudadanos israelíes en su posesión —aunque el lunes dijeron estar dispuestos a soltar a 10 de ellos.

En cuanto a la situación en Irán, lejos de desentenderse del tema o confrontar con Netanyahu, Trump ha considerado necesario involucrar a las fuerzas norteamericanas directamente para asestar serios daños a la capacidad de la República Islámica de llevar a cabo su programa nuclear —cumpliendo uno de los objetivos que el mandatario israelí venía buscando hace tiempo, aunque la eficacia del ataque aún permanezca en duda. No está claro si las negociaciones entre EE.UU. e Irán continuarán, pero luego de que éste anunciara su retiro de la Agencia Internacional de Energía Atómica tras un informe incriminatorio que coincidió con los ataques de Israel sí ha quedado claro que la paz en Medio Oriente es hoy una aspiración bastante alejada.

Sudeste Asiático

Posiblemente la región a la que Trump preferiría prestarle más atención, la convulsión geopolítica ha llegado a Asia también con las tensiones entre India y Pakistán por un lado, y entre China y sus vecinos por el otro.

Los intercambios de misiles entre los dos eternos rivales —potencias nucleares— desencadenados por ataques terroristas en la región de Cachemira pusieron al mundo en vilo por varios días, hasta que la situación pareció calmarse. La Casa Blanca se ha adjudicado el mérito por el logro del cese al fuego, pero fuentes de ambos lados de la disputa lo han desmentido.

En cuanto a la creciente escalada armamentística en el Mar Meridional de China, desde Taiwán han reforzado los ejercicios militares mes a mes, y la política arancelaria agresiva de Trump hacia Filipinas ha sido particularmente nociva a las relaciones de amistad y cooperación en seguridad. No obstante, el PCC parece mostrar moderación más allá de sus ya comunes ejercicios militares destinados a hacer notar su pretensión de soberanía sobre la isla de Formosa y otras zonas disputadas de la región, probablemente incentivado por la fuerte incertidumbre y convulsión que caracterizan al presente estado del mundo.

África

El reciente cese al fuego entre el M23 apoyado por el presidente ruandés Kagame y las fuerzas armadas de la República Democrática del Congo ha sido probablemente uno de los mayores éxitos diplomáticos hasta el momento de parte de este gobierno estadounidense, aunque muchos aún advierten sobre la posibilidad de que acabe tratándose tan sólo de una breve pausa. Preocupan sobre todo los incentivos que el jefe de Estado de Ruanda pueda tener para mantener su palabra, dado que en términos de explotación de los recursos minerales en la disputada zona son la RDC y EE.UU. quienes salen más beneficiados.

Aranceles

Más allá del plano militar, la guerra más importante para el globo actualmente, la de los aranceles, es pura responsabilidad de quien aspira a ser obsequiado con el Premio Nobel de la Paz.

Al poco tiempo de sus anuncios disruptivos el 2 de abril, Trump congeló la mayoría de los aranceles con la pretensión de negociar bilateralmente con cada uno de los países afectados en menos de 3 meses hasta llegar a un punto de mutua conveniencia. Obviando las distintas desprolijidades y señales inciertas que se hicieron notar en la implementación y complicaron aún más la consecución de acuerdos comerciales, en agosto volverán a entrar en vigencia la mayoría de esos aranceles, y en algunos casos —como Brasil— con una tasa aún mayor, por criterios que no parecen ser económico-comerciales.

Conclusión

Han pasado tan sólo 6 meses, pero si la administración Trump pretende concluir exitosamente la totalidad de los acuerdos cuya negociación ha abierto, le queda mucho trabajo por delante y, dada la facilidad con la que están escalando los distintos conflictos que afectan al mundo, es de esperar que sea sólo cuesta arriba de ahora en más.

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