En un nuevo episodio de tensiones diplomáticas con un líder sudamericano, el presidente de Estados Unidos amenazó a la segunda economía más grande del continente con la imposición de un arancel del 50%, alegando «prácticas desleales» en la política comercial de Brasil.
En paralelo, Trump exigió el fin del juicio al exmandatario Jair Bolsonaro, acusado de intentar dar un golpe de Estado tras su derrota electoral en 2022. En una carta dirigida al gobierno de Lula, el líder norteamericano se refirió a Bolsonaro como una «víctima de persecución política» y al proceso judicial llevado en su contra como una «caza de brujas».
Bajo el argumento de que los términos de intercambio entre ambos países son «injustos», Trump anunció un arancel del 50% que comenzará a regir a partir del 1 de agosto, y advirtió que la situación puede escalar si Brasil toma represalias.
Por favor comprenda que estos aranceles son necesarios para corregir los muchos años de políticas y barreras arancelarias y no arancelarias de Brasil, que han causado estos insostenibles déficits comerciales contra los Estados Unidos. Este déficit es una gran amenaza para nuestra economía y, de hecho, para nuestra seguridad nacional. Además, debido a los continuos ataques de Brasil a las actividades digitales de las empresas estadounidenses, así como a otras prácticas comerciales desleales, estoy ordenando al Representante Comercial de los Estados Unidos, Jamieson Greer, que inicie de inmediato una investigación según la Sección 301 sobre Brasil.
Por su parte, el presidente brasileño dijo en sus redes sociales que «cualquier aumento arancelario unilateral será abordado a la luz de la Ley Brasileña de Reciprocidad Económica». Adicionalmente, Brasilia citó al representante diplomático de Estados Unidos para que dé explicaciones sobre las declaraciones de Washington.
Finalmente, en la carta enviada a Lula, Trump señaló que si el gobierno brasileño abre sus mercados y elimina barreras arancelarias y no arancelarias, la decisión podría reconsiderarse, añadiendo que las tarifas podrían ser modificadas, «hacia arriba o hacia abajo», dependiendo de las relaciones entre ambos gobiernos.