Ucrania continúa golpeando la infraestructura energética y logística de Rusia, con ataques que alcanzaron tanto a buques de la llamada flota fantasma en el Mar Negro como, por primera vez, a una plataforma petrolera en el Mar Caspio. Las operaciones, atribuidas a drones marítimos y aéreos, tienen lugar mientras se discuten concesiones territoriales para incluir en las negociaciones con Moscú.
Según fuentes del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), el petrolero Dashan, bajo bandera de las Comoras y sometido a sanciones internacionales, sufrió “daños críticos” tras ser alcanzado al sur de Feodosia por drones Sea Baby. Las autoridades ucranianas aseguran que el buque navegaba a gran velocidad y con el transpondedor apagado dentro de la zona económica exclusiva de Ucrania, rumbo a la terminal rusa de Novorossiysk.
El ataque, ejecutado por la 13ª Dirección Principal de Contrainteligencia Militar del SBU y la Armada ucraniana, forma parte de la estrategia de Kiev para interrumpir el transporte marítimo de petróleo ruso y de esa forma afectar su economía. Rybar, canal de Telegram prorruso, afirmó que tres embarcaciones ucranianas no tripuladas participaron en la operación y que un avión británico RC-135W operaba en la zona durante el ataque.
El Dashan, capaz de transportar crudo por un valor aproximado de USD 60 millones en un solo viaje, había sido sancionado anteriormente por la UE, Reino Unido, Canadá, Australia y Suiza por transportar petróleo ruso evadiendo restricciones y navegación con su sistema de identificación desactivado. Según señalaron medios internacionales, la embarcación forma parte de la denominda flota fantasma de Rusia, un conjunto de petroleros utilizados para sortear las sanciones impuestas por Occidente desde el inicio de la guerra en Ucrania.
En paralelo, drones ucranianos alcanzaron por primera vez una instalación petrolera rusa en el Mar Caspio, golpeando la plataforma Filanovsky, propiedad de Lukoil y uno de los yacimientos más grandes del país. Al menos cuatro drones impactaron la estructura, lo que obligó a detener la producción en más de veinte pozos. El campo, inaugurado en 2016 por el presidente Vladímir Putin, produce cerca de 120.000 barriles diarios.
Desde finales de 2024, al menos siete explosiones han afectado a petroleros que hicieron escala en puertos rusos, incluidos incidentes en el Mediterráneo. Aunque Ucrania no ha confirmado su participación en todos esos episodios, la campaña apunta a reducir los ingresos petroleros rusos, una fuente clave para sostener el esfuerzo militar en la guerra. Por su parte, Rusia calificó los ataques como “piratería” y advirtió que podría “aislar a Ucrania del mar” a modo de represalia.
Mientras tanto en el frente diplomático, el canciller alemán, Friedrich Merz, aseguró que el presidente estadounidense Donald Trump recibió una propuesta sobre eventuales concesiones territoriales que Ucrania estaría dispuesta a considerar para un acuerdo de paz. La iniciativa habría sido transmitida tras una conversación telefónica entre líderes europeos y Washington, en momentos en que la llamada “coalición de los dispuestos” se prepara para una videoconferencia dedicada a seguir abordando el conflicto.
A su vez, en Moscú, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova, exigió a Londres explicaciones sobre la presencia del soldado británico fallecido esta semana en Ucrania, acusando al Reino Unido de colaborar con “actos de terrorismo”. El Ministerio de Defensa británico afirmó que el militar, el cabo primero George Hooley, murió mientras observaba ensayos de una nueva capacidad defensiva ucraniana lejos del teatro de operaciones.
