El informe del CSIS explica que tanto Pekín como Moscú han intensificado sus vínculos militares en la región mediante actividades de poder blando, programas de educación, entrenamientos conjuntos y diálogos de alto nivel. Según los datos recopilados por el Think Tank, la diplomacia militar china ya supera a la estadounidense en ciertos ámbitos, particularmente en la cantidad de oficiales latinoamericanos matriculados en academias militares de China. Para 2020, esta cifra era cinco veces mayor que la correspondiente a Estados Unidos, un indicador que marca una tendencia consolidada desde 2015.
El estudio destaca que, mientras Washington ha limitado el alcance de sus programas por restricciones presupuestarias, China ha invertido considerables recursos para atraer oficiales latinoamericanos a sus programas, incluso cubriendo viajes en clase ejecutiva y ofreciendo cursos dictados en español.
Para atraer a estudiantes militares extranjeros, los programas chinos de educación militar internacional ofrecen cubrir viajes en clase ejecutiva, hoteles de cinco estrellas y otros gastos mientras los estudiantes residen en China, e imparten cursos en español. Además, brindan más oportunidades a los oficiales de menor rango, a diferencia de la tendencia estadounidense de reclutar selectivamente, principalmente, a oficiales superiores.
En el caso de la Argentina, el CSIS destaca que el país ha participado en todos los principales programas de entrenamiento organizados por el Ejército Popular de Liberación (EPL). Además, ambos países avanzan en marcos de cooperación académica entre la Universidad Nacional de la Defensa (UNDEF) y la Universidad Nacional de Defensa del EPL.
Según el informe, la diplomacia militar china también se ha fortalecido a través de reuniones de alto nivel, como el foro China-LAC de 2022, al que asistieron funcionarios de defensa de 24 países. En el caso de Brasil, se han desarrollado intercambios con las tres ramas de sus fuerzas armadas, en gran medida gracias a la Comisión Conjunta de Intercambio y Cooperación establecida en 2004. Estos espacios han permitido que China refuerce su presencia de manera sostenida y discreta en la región.
En contraste, la aproximación rusa habría sido más visible y a menudo de carácter simbólico, sostiene el informe del CSIS. Moscú ha desplegado buques y aviones de combate en América Latina y el Caribe como gestos de fuerza frente a Estados Unidos, y mantiene vínculos más estrechos con sus aliados históricos, como Cuba, Nicaragua y Venezuela. No obstante, el estudio advierte que, tras la invasión de Ucrania en 2022, Rusia ha encontrado dificultades para sostener sus exportaciones militares y depende cada vez más de intercambios educativos y de actividades de poder blando, como desfiles y ferias de defensa.
Asimismo, el reporte subraya que, si bien actualmente estas iniciativas no representan una amenaza directa a la influencia militar de Estados Unidos en la región, podrían tener consecuencias de largo plazo si no son contrarrestadas. El CSIS advierte que China está ampliando la definición de seguridad hacia ámbitos no tradicionales, como tecnología, cambio climático o salud, lo que le permite expandir discretamente el alcance de su cooperación en defensa bajo un discurso menos confrontativo.
En el caso argentino, a la participación en programas educativos chinos se sumaron intercambios y viajes relacionados a la promoción del caza JF-17, que Pekín ofreció a la Fuerza Aérea antes de que se elija oficialmente al F-16. Aunque esa operación no se concretó, muestra cómo la diplomacia militar se combina con objetivos comerciales y estratégicos, afirma el CSIS. El informe enfatiza que este tipo de aproximación debería ser monitoreada, ya que otorga a China una influencia creciente sobre las futuras generaciones de oficiales.