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Washington y Pekín abren un nuevo frente en alta mar en su guerra comercial

Estados Unidos y China aplicaron tarifas portuarias recíprocas sobre buques vinculados a la otra parte, en una escalada que extiende su disputa económica al ámbito marítimo.

Publicado el 14 de octubre de 2025 por Radar Austral
Washington y Pekín abren un nuevo frente en alta mar en su guerra comercial

Este martes, ambas potencias pusieron en marcha tarifas adicionales que afectan a las empresas de transporte marítimo y a los astilleros, abarcando sectores clave del comercio internacional como el transporte de petróleo, gas y mercancías industriales. La decisión tiene lugar luego semanas de tensiones en las que China amplió sus controles de exportación sobre tierras raras, medida que llevó al presidente estadounidense Donald Trump a amenazar a Pekín con aumentar los aranceles a sus productos a niveles de tres dígitos. Si bien durante el fin de semana ambos gobiernos buscaron transmitir señales de moderación, el enfrentamiento terminó trasladándose a uno de los sectores más sensibles del comercio: el marítimo.

China comenzó a aplicar cargos especiales sobre los buques de propiedad, operación, construcción o bandera estadounidense, aunque aclaró que las naves construidas en astilleros chinos quedarían exentas, al igual que los barcos vacíos que ingresen para reparaciones. En respuesta, Washington confirmó la entrada en vigor de sus propias tarifas sobre embarcaciones vinculadas a China, justificándolas como un intento de reducir la dependencia de su industria naval respecto de los astilleros de Pekín y fortalecer la construcción de buques en territorio norteamericano.

Las sanciones de EE.UU. se apoyan en una investigación iniciada durante la administración Biden, que determinó que China utiliza políticas desleales para tener preeminencia en los sectores marítimo, logístico y de construcción naval a nivel mundial. El gobierno de Trump retomó dicho estudio para impulsar la ofensiva actual, en el marco de la disputa arancelaria que inició al comienzo de su segundo mandato.

Por su parte, Pekín respondió con firmeza. Además de sus propias tarifas portuarias, el Ministerio de Comercio chino anunció sanciones contra cinco filiales de Hanwha Ocean, un importante constructor naval surcoreano con inversiones en Estados Unidos. Según el comunicado oficial, estas filiales “ayudaron y apoyaron actividades de investigación del gobierno estadounidense que ponen en peligro la soberanía y los intereses de desarrollo de China”. La medida prohíbe a empresas e individuos chinos mantener cualquier tipo de cooperación o transacción con las entidades mencionadas.

Como consecuencia inmediata, las acciones de Hanwha Ocean cayeron un 5,8% en la Bolsa de Seúl, mientras que su competidor HD Hyundai Heavy Industries perdió un 4,1%. El gobierno surcoreano informó que evaluará el impacto de las sanciones y buscará coordinarse con Pekín y con las empresas afectadas para minimizar los daños. Hanwha, que en 2024 adquirió el Astillero de Filadelfia por USD 100 millones y proyecta invertir otros USD 5.000 millones en su modernización, forma parte de los esfuerzos de cooperación entre Seúl y Washington para reactivar la industria naval estadounidense.

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