El presidente chino, Xi Jinping, afirmó este miércoles que la humanidad debe optar «entre la paz o la guerra» durante el mayor desfile militar organizado por su país, en la Plaza de Tiananmén. A su lado estuvieron el ruso Vladimir Putin y el norcoreano Kim Jong-un, en una imagen inédita que simbolizó un desafío explícito a Estados Unidos y las potencias occidentales.
El evento, celebrado en el marco del 80º de la Segunda Guerra Mundial, reunió a más de 50.000 espectadores y contó con una imponente exhibición militar. Aviones de combate, helicópteros, misiles hipersónicos, drones submarinos y un nuevo misil balístico intercontinental desfilaron durante 90 minutos. El presidente chino recorrió las filas en un automóvil descapotable mientras saludaba a las tropas.
La ceremonia contó con la asistencia de más de 25 jefes de Estado, entre ellos el presidente indonesio Prabowo Subianto y el presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko. En tanto, Xi, Putin y Kim compartieron gestos y conversaciones durante la exhibición, marcando la primera vez que los tres aparecen juntos en público. Un líder norcoreano no participaba en un desfile militar chino desde hacía 66 años.

Luego del acto, Putin y Kim mantuvieron una reunión bilateral en la que el mandatario norcoreano aseguró estar dispuesto a hacer “todo lo posible” para apoyar a Rusia en la guerra de Ucrania, afirmando que para su país se trata de un “deber fraternal”. Por su parte, el Kremlin agradeció las palabras y destacó la importancia de los vínculos forjados en el último tiempo, caracterizados por el apoyo de Pionyang a Moscú en la guerra.
Mientras tanto en Washington, Donald Trump reaccionó con dureza a través de su red Truth Social. El expresidente envió un saludo “al maravilloso pueblo chino” pero se refirió a la presencia de Putin y Kim de forma irónica, pidiendo que se transmitieran sus “más cálidos saludos a quienes conspiran contra los Estados Unidos de América”. Desde Moscú respondieron que Putin no estaba conspirando contra Washington y que Trump se expresaba con sarcasmo.
Analistas internacionales señalaron que el desfile sirvió a Xi para proyectar liderazgo en un momento de tensiones con Occidente. Esta semana en una cumbre de seguridad regional, el mandatario chino ya había expuesto su visión de un nuevo orden mundial, llamando a resistir “el hegemonismo y la política de poder”, en clara alusión a Estados Unidos. Wen-Ti Sung, investigador del Atlantic Council, subrayó que Pekín busca enviar un mensaje claro: “Incluso si los países occidentales continúan sancionando a Rusia, China no tendrá miedo de apoyar a su amigo”.